Es posible frenar el humo de un incendio simplemente suministrando aire limpio dentro de las vías de escape. Así, se genera un exceso de aire, o una presión positiva dentro de los espacios que requieren la protección. En un sistema de presurización, el flujo de aire debe asegurar que el ambiente a proteger siempre va a estar a una presión superior que la del área adyacente.

El incendio induce fuerzas, generando diferencias de presión a través de puertas y otros huecos presentes, las cuales permiten al humo fluir a través de los mismos. Se puede controlar el movimiento de los humos si alteramos esas diferencias de presión. Los 2 principios básicos del control de humo son:

El flujo de aire puede controlar el movimiento del humo si el promedio de la velocidad tienen la suficiente magnitud.

Una presión diferencial puede actuar como barrera para el control del movimiento de los humos.